Posted on May 30, 2012 by Federico Fros Campelo
Hace
ya un año publicaba yo un post acerca de uno de los libros más útiles sobre las
emociones que he leído (que –a su vez- llegó a mis manos por primera vez 8 años
atrás). Su autor, médico psicoterapeuta argentino, tiene una propuesta
conceptual y clínica muy concreta: la ‘autoasistencia psicológica’.
Norberto
Levy es un tipo que combina sagacidad con sencillez. Fue genial para mí haber
dialogado con él, teniendo enfrente la versión viva de las palabras que tanto
disfruté leer. Uno puede advertir a cada instante cómo Norberto le presta
atención a su diálogo interior, para ser ordenado tanto en escuchar a la otra
persona como en presentar sus ideas. Cosa que lo hace practicante pionero de
las propuestas que él mismo promueve. Lo hace fiel a su discurso, consistente.
Podríamos decir también, amoroso.
En
nuestro extenso diálogo consideramos el vínculo
<> que llevamos dentro, las funciones de
nuestro cerebro/mente (especialmente la de autoevaluarnos), y la
autorregulación de nuestro organismo. Incluso tocamos la relación que el
budismo hace entre deseo y sufrimiento, revisamos la definición de ‘amor’, y
reivindicamos el aprendizaje emocional.
¡Gracias,
Norberto, por tu aporte para entender las emociones humanas!
-
Desde el comienzo de tu trabajo, lograste discernir que había un aspecto tuyo
que podía dialogar con otro aspecto tuyo, ¿no?
[Norberto]
– Diálogos interiores tenemos todos, todo el tiempo. No estamos habituados a
percibirlos. Hasta la década del ’50, la psicología fue de tipo interpersonal. Exploró la relación con los demás. La
‘autoasistencia psicológica’ es una psicología intrapersonal. No sólo analiza los diálogos interiores, sino que
dice que la relación <> es una relación
interior que todos tenemos y que es la madre de todos los conflictos.
¿Por
qué la gente acude a una consulta psicológica? La esencia es que hay un desacuerdo con algo
de mí que no me gusta y quiero cambiar.
Los profesionales, quienes nos dedicamos a la psicología, a la clínica,
necesitamos aprender cuál es el camino que transforma lo que las personas
rechazan de sí mismas para que lo puedan implementar. Así de simple es el
fundamento del sufrimiento psicológico y su resolución.
-
Trazando un paralelo a lo que se puede hacer en ingeniería, vos conseguís que
el proceso que transita el paciente sea eficaz, gracias a –justamente- una reingeniería de cómo utilizar los recursos de manera diferente.
[Norberto]
– Así es. El análisis de la relación evaluador-realizador permite un
acceso rápido y profundo a los conflictos psicológicos básicos. Por eso lo
llamo nanopsicología: son unidades de evaluación muy pequeñas. Esa es
mi experiencia personal en la psicología, y un gran porcentaje de lo que
aprendí, lo aprendí observándome a mí mismo. Puedo haber estudiado, leído, por
supuesto que sí. Pero yo soy mi laboratorio.
-
Primero mirarnos dentro para poder después resolver el afuera. Entender cuán iguales somos todos en nuestro
funcionamiento y recursos.
[Norberto]
– Cuando uno explora niveles muy profundos, descubre que a todos nos pasó
exactamente lo mismo. A uno le pasó el 4 de Mayo del ‘75, a otro le pasó hace
poco; a uno le pasó con María y Felipe, a otro con Juana y Pedro. Pero la
esencia es la misma.
-
Uno se autocondiciona según el rol que asume. Si te sentís rechazado por vos
mismo, después te sentís rechazado por otras personas…
[Norberto]
– Sí, obviamente uno de afuera recibe respuestas de agrado y respuestas de
rechazo. El tema es que ese rechazador (originalmente externo) después se
introyecta y se hace interno. Es natural.
- El
neurofisiólogo portugués Antonio Damasio explica a las emociones como un
mecanismo más (muy refinado) de todos nuestros mecanismos de homeostasis del cuerpo [la recuperación de un estado de
equilibrio que permite que nuestro organismo funcione]. ¿Cómo se puede enmarcar
la relación <> dentro de estos mecanismos
emocionales?
[Norberto]
– Cada vez que el estado actual del organismo se aleja del óptimo (de oxígeno,
de temperatura, de hidratación, de potasio, sodio, etc.), para un lado o para el
otro, se activa una señal de rechazo. Por ejemplo: mi organismo detecta hipoxia (la disminución de la cantidad de oxígeno en
sangre) y estimula el centro respiratorio, lo que permite la activación de una
nueva inspiración. Mi manera de rechazar activa un mecanismo que transforma lo
que rechazo sin dañarlo. Ese es el <>. Sabio.
La
psicología adjudicó al rechazo una sola cualidad, que es la destructiva. Y le
adjudicó a la aceptación la solución de todos los problemas producidos por el
rechazo. [Norberto
se ríe]. Un lema dando vueltas por ahí
dice: <<¿Usted quiere transformar lo que rechaza? Bueno,
acéptelo.>>. ¡Pero no es así! En la clínica así no funciona. Yo no te
puedo pedir a vos que aceptes tu parte miedosa, tu parte insegura, tu parte
envidiosa, tu parte celosa. ¡No la vas a aceptar! En lo que sí puedo ayudarte
es a que la rechaces con
sabiduría.
La
solución no es pasar del rechazo a la aceptación, sino que la solución es pasar
del rechazo destructivo al
rechazo resolutivo.
-
Las neurociencias y las psicologías cognitiva y evolutiva hoy día comienzan a
dar una explicación a las funciones que nuestro cerebro/mente tiene. El paradigma
actual es que “la mente es lo que el cerebro hace”. Tanto la química como la
información neuronal generan las emociones en mente y cuerpo. Tenemos un
bricolaje de funciones emocionales, como resultado de un proceso evolutivo, que
están operando internamente al
mismo tiempo, y se activan o desactivan selectivamente. ¿Vendría a ser la relación <>
una operación funcional?
mismo tiempo, y se activan o desactivan selectivamente. ¿Vendría a ser la relación <
[Norberto]
– En realidad, un ‘software’ básico de nuestro cerebro/mente es el vínculo
realizador-evaluador. Hay una secuencia que opera de manera infinita: se trata
de ‘realizar-y-evaluar-lo-realizado’. Si nos gusta, lo sostenemos. Si nos
desagrada, lo rechazamos e intentamos cambiarlo. Allí es donde aparece la
relación rechazador-rechazado, que es una faceta de la relación
evaluador-realizador que está en la base
del programa fundamental de la computadora humana, y en el de todas las
emociones. Si el evaluador sabe cómo rechazar de un modo que ayude al
realizador a transformarse en la dirección que ambos desean, ese software
resulta eficaz y permite el aprendizaje continuo. Si el evaluador, cuando
rechaza al realizador, lo deprime en vez de estimularlo, se da el origen del
sufrimiento humano. Una vez que uno vislumbra eso, tiene que crear técnicas
para identificar esos roles y poder llevarlos a la luz.
- A
lo largo del tiempo se ha malinterpretado mucho la noción budista de que
<<El
deseo con apego [por decirlo en términos de Anthony De Mello] es el origen del sufrimiento
humano>>. Lo que vos decís podría
ayudar a clarificarla: la
autoevaluación rechazante es el origen del sufrimiento humano. No estamos exentos de tener deseos y está bien
tenerlos; el problema es: qué hacemos con ellos, y después, cómo nos medimos en
función de lo que hicimos por tener esos deseos.
[Norberto]
– Para seguir en esta línea, te doy un ejemplo: Yo deseo saltar 1,40 m. pero
termino saltando sólo 1 metro. ¿Cómo se relaciona el Norberto deseador
–metafóricamente, el jinete- con el Norberto hacedor –el caballo-? El jinete puede enojarse con el caballo y
castigarlo. El deseador le puede reprochar durante 30 años porque no cumplió
sus expectativas. Eso pasa. Cuando la energía del deseo es infantil, quiere
realizarse a toda costa; inmediatamente, como sea, y todavía no se autoobserva.
El niño quiere un juguete que ve en la vidriera… El papá le dice: <>. Pero lo quiere ahora, y hace una
pataleta. Con el deseo inmaduro dañás el caballo. Lo haces correr y saltar
hasta que se agota. El problema es que, como el caballo es interno, no tenés
otro. Tenés que seguir con él.
Después
de mucho viajar, mucho padecer y mucho experimentar, hay un momento en que el
deseo madura y le dice al Norberto hacedor: <>.
-
Mencionaste que a
toda operación funcional de las emociones subyace la autoevaluación. Más que “homeostática”, esta función podría
tratarse de un mecanismo <<eu-stático>>
(inventando el término). Algo para
mejor: los seres humanos tendemos a buscar
situaciones de mejora y no sólo de equilibrio.
[Norberto]
– En el plano biológico, el rechazo sabio ya es automático. Es decir, ocurre
solito. Una sabiduría que incorporó el organismo en millones y millones de años
evolucionando. Mientras yo estoy durmiendo, la autorregulación sigue
produciéndose sin ninguna participación de mi voluntad. En el plano
psicológico, interviene la consciencia individual, las creencias acerca de por
qué pasan las cosas y cómo transformarlas… Los seres humanos –y esto es muy
simple, pero esencial-sufrimos
como consecuencia de nuestros intentos ignorantes de producir bienestar. ¡No sabemos cómo transformar a la otra parte que
rechazamos! O la desprecio, o me desconecto y no la veo, o le digo <>… Eso es
lo que se escucha en la clínica…
Nuestra consciencia individual humana aún no
aprendió qué hacer para transformar un aspecto psicológico que nos desagrada. No sabe. Metafóricamente, es como si el cosmos
fuera un gran jardín que se autorregula solo. Y de repente, gracias a la
evolución, aparece un aprendiz de jardinero (vendría a ser la consciencia
individual) que quiere mejorar ese jardín, pero no tiene ni idea de cómo
hacerlo. Va probando y va haciendo cosas que son desastrosas… lo riega con
alcohol, por ejemplo. Eso produce mucho daño. El jardinero, después de siglos y
siglos de ejercer su oficio, va aprendiendo. De ser un factor generador de daño
y deterioro, se convierte en un colaborador de ese jardín.
-
Una visión “ecológica”, podríamos decir, ¿no? Uno inserto en el ecosistema y
empatizando con él.
[Norberto]
– He escrito muchos artículos ilustrando este trayecto evolutivo de la
consciencia humana. Uno es <<La célula autoconsciente>>: ¿Qué le pasaría a una célula del cuerpo
si se volviera autoconsciente? ¿Sabés los desajustes que provocaría? No
percibiría a las otras, decidiría luchar y destruir a sus vecinas para obtener
más sangre, etc.
- En
tu libro La
sabiduría de las Emociones 2, hablás del amor.
Y justo el otro día me encontré un grupo de facebook auspiciado por una frase
típica, tan popular que miles y miles de personas le ponen ‘me gusta’ y se
sienten identificadas: <<Yo también quise mucho a alguien y ahora no lo
puedo ni ver>>. Prácticamente, eso parece
natural en los seres humanos. ¿Por qué puede llegar a pasar eso? ¿Eso es amor?
[Norberto]
– Ahí depende de cómo uno define al amor, y de qué lugar uno le da al amor. El
amor también atraviesa peripecias que lo desorganizan. El “amor celoso”, el
“amor desilusionado”, el “amor enojado”, también son formas de amor, aunque
inmaduras. Como el niño que ama a su madre, pero hace un berrinche porque
ella atiende al hermanito. Es bueno que uno aprenda a encontrar el dolor del
amor en la decepción, a ver el amor que hay en el alejamiento. Es otra manera
de definir el amor, es otro paradigma. Las peripecias dejan heridas: tardan
tiempo en reponerse y recobrar su condición de “amor amor”.
- Un
concepto fundamental que transmitís en ese libro es que el amor no es una
emoción sino una <<calidad
de vínculo>>. Eso me pareció fabuloso. Una calidad de vínculotrasciende lo interno de una emoción, permite todo
un repertorio de sentimientos que van y vienen dentro de una cierta relación.
[Norberto]
– El amor se anima a experimentar los problemas aunque se pierda un tiempo en
ellos para resolverlos después, amorosamente. Si uno quiere iluminar la cueva,
tiene que estar a oscuras dentro de esa cueva. Como una enfermedad, tenés que
atravesarla y vivirla, hasta que poco a poco te vas curando (o te morís y es el
siguiente quien se cura), y así se van produciendo los anticuerpos.
-
Hay algo esencial que dijiste hace un rato… Como especie humana, nos ponés en
una situación genial: la de estar aprendiendo… Genera esperanza.
[Norberto]
– Efectivamente. Somos aprendices, no pecadores. Nuestro problema no es que
seamos destructivos en esencia. Nuestro problema es que estamos explorando un
espacio desconocido y estamos viendo cómo se hace para sobrellevarlo.
- En
el futuro imagino una educación emocional seria: en colegios primarios,
secundarios, universidades… Se enseña geografía e historia pero no se enseña
cuáles son justamente los recursos útiles, funcionales, de los que disponemos
emocionalmente.
[Norberto]
– En la medida que cada vez haya más claridad y comprensión sobre qué hacer con
el enojo, con los miedos, con los celos, con la envidia, luego se transmitirá a
quienes van a ser docentes para que se lo enseñen a los niños. Eso llegará a
los niños de aquí a 3 generaciones… Piaget decía eso. <>.
Yo
también imagino una educación emocional seria. ¡Tenemos el mismo sueño!